Por Begoña Ayuso
Diario España Exterior
El 4 de enero de 1949 nació el Ateneo Español de México con el fin de “promover la cultura y la ciencia española en México y fomentar la expresión de ideas, sin sectarismos y en beneficio de la humanidad”. Hoy, 71 años después, se publican las Memorias 1949-2019, de esta institución emblemática que resguarda uno de los archivos más importantes del exilio español.
La idea surgió el año pasado, explica su actual presidente Ernesto Casanova, al coincidir dos efemérides muy significativas: los ochenta años del exilio republicano español y los setenta años de la fundación del Ateneo Español de México. “La conmemoración tuvo un gran alcance porque tanto en México como en España se formaron comisiones exprofeso encargadas de organizar actividades para recordar a los miles de españoles que tuvieron que salir al exilio al finalizar la Guerra Civil”, explica Casanova.
Entre las instituciones que formaron parte de esta conmemoración, el Ministerio de Justicia de España tuvo una participación singularmente activa, ya que gracias a su apoyo fue posible llevar a cabo diversas actividades como: exposiciones, el montaje de una obra teatral y la publicación de algunos libros, entre ellos, la reedición actualizada de la presente Memoria del Ateneo Español de México, escrita por José María Espinasa, gran conocedor del tema y coordinador de Museos de la Ciudad de México.
“Como muchos saben, nuestra asociación civil se fundó con la intención de ser un espacio abierto y plural para todos los exiliados, independientemente de su ideología o filiación política, por lo que su historia está estrechamente emparentada con la memoria histórica del exilio español y con la promoción de los valores de la democracia, la paz y la justicia, los cuales son un legado de la república española. Como descendientes de los refugiados españoles, es nuestra responsabilidad seguir preservando y divulgando esta memoria, demostrando que el exilio es una historia viva que sigue dando mucho de qué hablar, como se demostró en los importantes actos en los que participamos el año pasado”, señala el presidente del Ateneo.
Y adelantó que, una vez que pase esta situación de crisis sanitaria, se ha contemplado llevar a cabo la presentación de esta reedición actualizada de la Memoria del Ateneo Español de México, publicada en 2012, y que es la culminación de las celebraciones realizadas el año pasado, las cuales iniciaron con la visita del presidente de España, Pedro Sánchez a sus instalaciones; continuaron en los siguientes meses con una serie de actos en el puerto de Veracruz, con altos funcionarios tanto mexicanos como españoles; y en ambas cámaras legislativas (diputados y senadores) en donde se organizaron sesiones solemnes para el festejo, e incluso se colocó en el Muro de Honor del H. Congreso de la Unión, la inscripción en letras de oro ‘Al Exilio Republicano Español’, debajo del nombre del general Lázaro Cárdenas, a quien se le rindió homenaje en un acto que se realizó en septiembre en el Salón de Cabildos de la Ciudad de México. Como cierre, en noviembre depositaron una cápsula del tiempo en el Colegio de México, con el fin de que sea abierta en el centenario del exilio, en el año 2039.
Finalmente, Casanova aprovechó para destacar la participación de Cuauhtémoc Cárdenas, quien fue nombrado por el Gobierno de México como presidente de la Comisión Organizadora de Actos Conmemorativos por los 80 años del exilio republicano español, y que participó en muchos de los eventos realizados a lo largo del año y quien, en agradecimiento por su labor y apoyo, será nombrado Socio de Honor del Ateneo Español de México.
Una historia que vale la pena conocer y no olvidar
Memoria del Ateneo Español de México, 1949-2019, está disponible en versión digital en la web del Ateneo.
Es una edición actualizada de la publicada en 2012, realizada con el apoyo del Ministerio de Justicia de España, en donde se muestra el largo recorrido de esta institución clave no solo en la historia del exilio español en México, sino en la vida cultural del país. “Es una memoria que quiere tener algo de álbum de familia y de testimonio colectivo, de homenaje y de celebración”, se indica en el volumen.
Fundado en 1949 por iniciativa del exilio republicano español, el Ateneo se transformó pronto en un pequeño pero influyente núcleo sintetizador del pensamiento y la cultura hispano-americana. Allí se reunieron los hombres más distinguidos de las letras, el arte, la música, la ciencia y el pensamiento contemporáneo, tanto de México como de España. Los beneficios fueron muchos.
Sin embargo, el inicio no fue fácil. Tuvo que contar con la colaboración de distintos gremios del exilio –los médicos que se habían agrupado en el Ateneo Ramón y Cajal y los escritores de la revista Las Españas, entre muchos otros–, que se organizaron en la primera sede, ubicada en la calle de Morelos, en donde se mantuvo más de 35 años. A ella siguieron la de Bolívar y la actual en la calle de Hamburgo, en la Ciudad de México. Actualmente es la única institución no escolar creada por el exilio que sobrevive y se mantiene activa.
En los primeros años se crearon la biblioteca y el archivo, dos vertientes fundamentales del Ateneo Español en México. La primera contiene una de las más valiosas colecciones de impresos –revistas y libros– del exilio español, y el segundo constituye una de las fuentes documentales más importantes para el estudio del exilio, de su interacción con la cultura mexicana y la evolución de sus intereses; un archivo que custodia documentos de primera mano que son únicos.
Una tercera vertiente se desarrolló con singular fortuna: una colección pictórica que es a un tiempo la mejor pinacoteca del exilio y muestra de generosidad de pintores y personas que, con sus donaciones, contribuyeron a crear este valioso acervo.
Retos de futuro
El Ateneo Español en México es una institución consolidada y en crecimiento. “Nuestra base de asociados prácticamente se ha duplicado en los últimos años y hemos firmado una serie de convenios interinstitucionales que nos han permitido ofrecer algunos beneficios a nuestros asociados, así como expandir la participación del Ateneo en la sociedad, al poder contribuir con instituciones que se dedican a temas educativos, como Fundación Telefónica, con quien colaboramos en la administración de algunos de sus proyectos”, explica el presidente de la asociación.
Gracias a esto y a la presencia de los asociados protectores, han podido construir una base económica estable que les permite preservar los valores que dan sentido a la existencia de la institución, principalmente “mantener viva la memoria histórica del exilio republicano español”, señala Ernesto Casanova.
Pero como todos, tiene retos por delante. “Uno de los más grandes es la incorporación de las nuevas generaciones a nuestra labor, lograr suscitar el interés en estos temas y sumar su participación, por lo que tenemos que pensar nuevas estrategias para lograr atraer a estos públicos”, señala Casanova.
Otro propósito que sigue siendo muy importante, afirma el directivo, es la preservación y la divulgación de esta memoria del exilio a través de los importantes acervos documentales que se resguardan en su archivo y biblioteca. “Contamos con una colección única en el mundo de materiales especializados en la II República española, guerra civil y exilio, la cual seguimos alimentando con la incorporación de fondos personales, bibliografía, hemerografía y otros documentos que sirven para que los estudiosos del tema cuenten con fuentes valiosas y de primera mano”.